lunes, 31 de agosto de 2015

"Escritos sobre punk 1977-1992. En el baño del facismo"; Greil Marcus

"Con el último tema de Let it Bleed, The Rolling Stones dejan atrás una era, cuyo sentimiento de liberación, frágil y brillante, se derrumba. El sueño de tenerlo todo ya mismo pasó; el disco cierra con un tema sobre las concesiones respecto de lo que uno quiere, celebrando el hecho de aprender a tomar lo que uno puede, incluso lo que se merece, porque los años han pasado y las reglas del juego han cambiado. Pocos años antes, la nueva clase trabajadora londinense, la clase media de la aristocracia del pop, iba sólo por lo que quería, y lo obtenía, pero nadie puede vivir de recuerdos, el recuerdo de esa sensación de poder de... ¿cuándo fue, en el ’65, en el ’66?. 
Si “Gimmie Shelter” es una canción sobre el terror, “You can’t always get what you want” busca satisfacción en la resignación. Una meta que no hizo de “Satisfaction” el tema unánimemente votado como la mejor canción de todos los tiempos (..) El confort de lo unánime ya no existe. Tenés que encontrar esa canción solo"



jueves, 16 de abril de 2015

"Diálogos"; Giles Deleuze - Claire Parnet

Cuando Spinoza dice: lo asombroso es el cuerpo..., aún no sabemos lo que puede un cuerpo..., no quiere convertir el cuerpo en un modelo, y el alma en una simple dependencia del cuerpo. Su empresa es mucha más sutil. Quiere eliminar la pseudo‑superioridad del alma sobre el cuerpo. Hay el alma y el cuerpo, y los dos expresan una misma y única cosa: un atributo del cuerpo es también un sentido (exprimé) del alma (por ejemplo, la velocidad). Y por la misma razón que no sabéis lo que puede un cuerpo, que hay muchas cosas en el cuerpo que desconocéis, que rebasan vuestro conocimiento, también hay en el alma muchas c osas que rebasan vuestra conciencia. Así pues, la verdadera cuestión es ésta: ¿qué puede un cuerpo?, ¿de qué afectos sois capaces? Experimentad, pero no dejéis de tener en cuenta que para experimentar hace falta mucha prudencia. Vivimos en un mundo más bien desagradable, en el que no sólo las personas, sino también los poderes establecidos, tienen interés en comunicarnos afectos tristes. La tristeza, los afectos tristes son todos aquéllos que disminuyen nuestra potencia de obrar. Y los poderes establecidos necesitan de ellos para convertirnos en esclavos. El tirano, el cura, el ladrón de almas, necesitan persuadirnos de que la vida es dura y pesada. Los poderes tienen más necesidad de angustiarnos que de reprimirnos, o, como dice Virilio, de administrar y de organizar nuestros pequeños terrores íntimos. La vieja lamentación universal sobre la vida: vivir es no Ser... Y de qué sirve decir «bailemos», si en realidad no estamos alegres. Y de qué sirve decir «morirse es una desgracia», si en realidad habría que haber vivido para tener verdaderamente algo que perder. Los enfermos, del alma tanto como del cuerpo, no nos dejarán, vampiros que son, mientras que no hayan conseguido contagiarnos su neurosis, su angustia, su querida castración, su resentimiento contra la vida, su inmundo contagio. Todo es cuestión de sangre. No es fácil ser un hombre libre: huir de la peste, organizar encuentros, aumentar la capacidad de actuación, afectarse de alegría, multiplicar los afectos que expresan o desarrollan un máximo de afirmación.


                                    

miércoles, 15 de abril de 2015

"Como quien oye llover"; Octavio Paz

Óyeme como quien oye llover, 
ni atenta ni distraída,
pasos leves, llovizna,
agua que es aire, aire que es tiempo,
el día no acaba de irse,
la noche no llega todavía,
figuraciones de la niebla
al doblar la esquina,
figuraciones del tiempo
en el recodo de esta pausa,
óyeme como quien oye llover,
sin oírme, oyendo lo que digo
con los ojos abiertos hacia adentro,
dormida con los cinco sentidos despiertos,
llueve, pasos leves, rumor de sílabas,
aire y agua, palabras que no pesan:
lo que fuimos y somos,
los días y los años, este instante,
tiempo sin peso, pesadumbre enorme,
óyeme como quien oye llover,
relumbra el asfalto húmedo,
el vaho se levanta y camina,
la noche se abre y me mira,
eres tú y tu talle de vaho,
tú y tu cara de noche,
tú y tu pelo, lento relámpago,
cruzas la calle y entras en mi frente,
pasos de agua sobre mis párpados,
óyeme como quien oye llover,
el asfalto relumbra, tú cruzas la calle,
es la niebla errante en la noche,
es la noche dormida en tu cama,
es el oleaje de tu respiración,
tus dedos de agua mojan mi frente,
tus dedos de llama queman mis ojos,
tus dedos de aire abren los párpados del tiempo,
manar de apariciones y resurrecciones,
óyeme como quien oye llover,
pasan los años, regresan los instantes,
¿oyes tus pasos en el cuarto vecino?
no aquí ni allá: los oyes
en otro tiempo que es ahora mismo,
oye los pasos del tiempo
inventor de lugares sin peso ni sitio,
oye la lluvia correr por la terraza,
la noche ya es más noche en la arboleda,
en los follajes ha anidado el rayo,
vago jardín a la deriva
–entra, tu sombra cubre esta página.

Cachetazo.

Una cachetada a tiempo no habla de nada.
No lo necesita.
Apenas susurra a los oídos.
No pretende bajar línea, ni dar cátedra.
A veces, incluso se despoja de toda pretensión de entendimiento.
No se para en el atrio del profesor, ni del docto, ni siquiera en el lugar del alumno que hizo bien la tarea.
No quiere tener razón.
Tampoco quiere una buena nota.
No se cree dueño de nada.
No tiene copyright.
No se lleva bien con las verdades absolutas.
Se sabe contradictorio.
Elige, por lo tanto, refugiarse en una barricada mutante donde el verbo es compartir.
El hambre y el pan.
El miedo y la risa.
La vestimenta y la desnudez.
El techo y el cielo.
Comparte los pre-textos, los textos y los hiper-textos.
También los retazos con los cuales se va improvisando.
Es como un espantapájaros que gana un sombrero y pierde un zapato. 
Que suma una corbata y regala un botón.
Un espantapájaros que pasea por una huerta.
Una huerta donde hoy florecen zanahorias y tréboles. Y mañana quién sabe.
Una barricada mutante, un espantapájaros hecho de retazos y una huerta florida que devienen escenario.
Un escenario que deviene vitreaux.
Un vitreaux que deja translucir al sol y allí, en el piso, dibuja una silueta en fuga.
Siempre en fuga.
El sol que atraviesa el vidrio, el vidrio que baña de color de la habitación, el sol que se mueve, el vitreaux que se improvisa como calidoscopio.
Caleidoscopio. Kalos eidos skopos. Literalmente, ver imágenes bellas.