CAMPBELL: Los mitos inspiran la realización de la posibilidad de tu perfección, la plenitud de tu fuerza y el aporte de luz solar en el mundo. Matar monstruos es matar las cosas oscuras. El mito te atrapa en tu interior. De niño, lo tomas en un sentido, como yo leyendo las historias indígenas. Después, el mito te dice más, y más, y más todavía. Creo que cualquiera que se haya ocupado seriamente de ideas míticas o religiosas te dirá que las aprendemos en la infancia en un nivel, pero luego se revelan muchos niveles diferentes. Los mitos son infinitos en su revelación.
MOYERS: ¿Cómo mato a ese dragón que hay en mí? ¿Cuál es el viaje que cada uno tiene que hacer, lo que tú llamas «la elevada aventura del alma»?
CAMPBELL: Mi fórmula general para mis estudiantes es: «Seguid el camino de vuestro corazón. Encontrad dónde está, y no temáis internaros allí»
MOYERS: ¿Es mi trabajo o mi vida?
CAMPBELL: Si el trabajo que estás haciendo es el que elegiste hacer porque lo disfrutas, entonces es el trabajo. Pero si piensas: « ¡Oh, no! ¡No podría hacerlo!», es el dragón bloqueándote el paso. «No, no, yo no podría ser escritor» o «No, no, yo jamás podría hacer lo que hace Fulano».
MOYERS: En este sentido, a diferencia de héroes como Prometeo o Jesús, no partimos en nuestro viaje para salvar al mundo sino para salvarnos a nosotros mismos.
CAMPBELL: Pero al hacerlo, salvas al mundo. La influencia de una persona vital vitaliza, de eso no hay duda alguna. El mundo sin espíritu es un terreno baldío. La gente tiene la idea de que se puede salvar el mundo cambiando las cosas de lugar, cambiando las reglas, cambiando de lugar a los que mandan, y cosas así. ¡No, no! Cualquier mundo es válido si está vivo. Lo que hay que hacer es darle vida, y el único modo de hacerlo es hallar en tu propio caso dónde está la vida, y volverte vivo tú mismo.
MOYERS: Cuando emprendo ese viaje y bajo por mis caminos interiores y mato a esos dragones, ¿debo hacerlo solo?
CAMPBELL: Si tienes alguien que pueda ayudarte, está bien también. Pero en última instancia, la hazaña final tendrá que ser obra tuya. Psicológicamente, el dragón es la atadura que nos une a nuestro yo. Estamos presos en nuestra propia jaula de dragón. El problema del psiquiatra es desintegrar ese dragón, quebrarlo, de modo que puedas expandirte a un campo de relaciones más amplio. El dragón final está dentro de ti, es tu yo clavándote sus garras.
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