lunes, 25 de enero de 2016

"El desapego es una manera de querernos", Selva Almada

-No se encariñen con el animal- había dicho la Abuela cuando lo trajo el hombre del campo-: lo compramos para carnearlo y van a llorar cuando se muera.
Como si fuese tan fácil no encariñarse con Peludo, ese hermoso chancho color té que el hombre trajo del campo. Ay, como si se pudiese mirar para otro lado.
(...)
Y no es que la Abuela viese distinto que nosotros porque ya entonces usaba anteojos, sino porque toda una vida de necesidades y estreches la había vuelto una mujer práctica, con los dos pies bien afirmados sobre la tierra.

La abuela había trabajado desde niña ayudando a sus padres. Crio hermanos más pequeños y de grandes los fue enterrando a casi todos. Tuvo sus hijos y los crio. Ayudó a su marido, lo cuidó mientras estuvo enfermos y también a él tuvo que enterrarlo. Cuidó a su madre anciana hasta que murió. Cuidó a otras ancianas por dinero hasta que murieron y se quedó sin trabajo. Crio a los hijos de sus patrones hasta que crecieron y la olvidaron. Cuando no pudo tener más hijos, lo trajo al Sergio y lo crio y él también creció y se olvido de ella. Enterró una nieta. Enterró un bisnieto. La abuela no veía a Peludo, veía un chancho.

No hay comentarios:

Publicar un comentario