"Ese fue el verano en que todo en lo que nos íbamos a convertir estaba flotando sobre nosotros. Las jevas empezaban a fijarse en mí; no era buenmozo, pero sabía escuchar y tenía los brazos musculosos como un boxeador. En otro universo, probablemente todo hubiera salido bien, hubiera tenido miles de novias, y buenos trabajos, y un mar de amor en que nadar, pero en el mundo en que vivía, tenía un hermano que se estaba muriendo de cáncer y la vida que me esperaba era un túnel largo y oscuro como una milla de hielo negro"
(...)
"Nilda mira al suelo como si tuviera miedo de caerse. Me palpita el corazón y pienso: Podríamos hacer cualquier cosa. Hasta nos podríamos casar. Podríamos ir a California. Podríamos comenzar de nuevo. Todo es posible, pero ninguno de los dos dice na y el momento pasa y entonces regresamos a nuestro mundo de siempre.
¿Te acuerdas del día en que nos conocimos?, me pregunta.
Asiento.
Querías jugar a la pelota.
Era verano, digo. Tenías puesta una camiseta sin mangas.
Me obligaste a ponerme otra camisa para poder ser parte de tu equipo. ¿Te acuerdas?
Me acuerdo, digo.
Jamás volvimos a hablar. Un par de años después me fuí del barrio pa la universidad y nunca más supe qué coño fue de ella."
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"Apenas sobrevives los dos semestres. Ha sido un largo tramo de mierda y por fin la locura ya empieza a disiparse. Es como despertarse de la peor fiebre de tu vida. No eres el mismo de antes (ja, ja!), pero ya te puedes parar cerca de las ventanas sin sentir impulsos raros y eso es un paso adelante. Desafortunadamente has engordado veinte kilos. No sabes como ocurrió, pero ocurrió. Solo te sirven un par de jeans y ni uno de tus trajes. Guardas todas las viejas fotografías de ella, les dices adiós a sus facciones de mujer maravilla. Vas al barbero, te afeitas la cabeza al rape por primera vez en mil años y te cortas la barba.
¿Ya?, te pregunta Elvis.
Ya.
Una abuela blanca te forma un escándalo en un semáforo y tú simplemente cierras los ojos hasta que termina y se va.
Búscate otra jeva, te aconseja Elvis. Tiene a su hija en brazos. Un clavo saca otro clavo.
Nada saca nada, le contestas. Nunca habrá otra como ella.
OK. Pero búscate otra jeva de todos modos."
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"Te enfocas más que nunca, en tus clases, tu terapia física, tu terapia regular, tus lecturas, tus caminatas. Sigues esperando que se levante el peso que has sentido por tanto tiempo. Sigues esperando el momento en que jamás volverás a pensar en tu ex. Pero no llega.
Le preguntas a todo el mundo: ¿Cuánto tiempo toma recuperarse?
Hay muchas fórmulas. Un año por cada año que estuvieron juntos, dos años por cada año que estuvieron juntos. Es cuestión de voluntad: el día que lo decidas, se te pasa. Nunca se te pasa."
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"El tiempo pasa. Sales con la muchacha alta. Ves a más médicos. Celebras el doctorado de Arlenny. Y una noche de junio garabateas el nombre de tu ex y le añades: La vida media del amor es eterna.
Se te ocurren un par de otras cosas. Entonces bajas la cabeza.
Al día siguiente revisas lo que escribiste. Por primera vez no quieres quemar las hojas o dejar de escribir para siempre.
Es un comienzo, le dices a la habitación vacía.
Y eso es todo. En los próximos meses sigues el ritmo del trabajo, porque te da esperanza, algo como una bendición, y porque en tu corazón de cuernú mentiroso sabes que algunas veces un comienzo es todo lo que nos toca."
"Concretar en un puñado de líneas lo que sabemos de las personas que amamos es un interesante ejercicio de escritura, pero también, y ante todo, un involuntario autorretrato. Las palabras que elijo para contar quién fue mi padre cuentan en realidad quién soy yo. O comienzan a contarlo"
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"Te quiero mucho y nunca te lo he dicho.
Mucha gente vive y muere sin decir te quiero a sus seres queridos o sin que ellos se lo digan. Pero en nuestro caso era una necesaria culminación, el cierre preciso, este y no otro, del círculo de nuestra vida compartida. Esa frase podría ser el alma de este libro, esa línea única con la que, según dicen, todo libro debe poder ser definido. Dije también palabras de agradecimiento. Nunca le había dado las gracias por propiciar la oportunidad de que yo pudiera ser quien soy. Por supuesto, lo que soy lo he hecho yo, lo bueno y lo malo, pero él peleó para ayudarme a serlo, entendió mi proyecto vital, lo apoyó, creyó en él en los peores momentos, lo financió, y por suerte pudo luego sentirse orgulloso de algunos logros. Sé que hablé del alcohol, ese antiguo y largo lastre de mi vida al que jamás aludimos de forma directa aunque los dos sabíamos que el otro sabía que los dos sabíamos. Tampoco entonces dejó de creer en mí, y si dudó, que tuvo que dudar y sufrir, fue para sus adentros. Que yo supiera y sintiera, siempre estuvo.
"Toda familia dominicana tiene historias de amores locos, de quienes llevan el amor a extremos, y la familia de Óscar no era la excepción.
Su abuelo, el difunto, había sido inflexible con una cosa u otra (nadie nunca había dicho exactamente con qué) y terminó en la cárcel, primero loco, después muerto; su abuela Nena Inca había perdido a su marido a los seis meses de casada. Se había ahogado en Semana Santa y ella nunca se había vuelto a casar; jamás había tocado a otro hombre. Estaremos juntos muy pronto, Óscar le había oído decir.
Tu mamá, su tía Rubelka le había susurrado alguna vez, era una loca con el amor. Por poco la mata.
Y ahora parecía que era el turno de Óscar. Bienvenido a la familia, su hermana le dijo en un sueño, la verdadera familia.."
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"¿Va a ponerse bien?, le pregunté a Lola a la salida.
Creo que sí, dijo. Llenaba las bandejas de hielo con agua de la llave. Dice que regresará a Demarest en la primavera.
¿Te parece buena idea?
Lo pensó un segundo. Así era Lola. Sí, creo que sí, dijo.
Tú sabrás. Saqué las llaves del carro del bolsillo. ¿Y cómo está el fiancé?
Está muy bien, dijo sin mucha expresión. Tú sigues con Suriyam?
Sólo oír su nombre me mataba. Hace mucho que no.
Y entonces nos quedamos allí y nos miramos el uno al otro. En un mundo mejor, la habría besado por encima de las bandejas de hielo y allí hubieran terminado todos nuestros problemas. Pero ya saben en qué clase de mundo vivimos. No es la fokin Tierra-Media. Asentí y le dije: Te veo, Lola, y me fui pa mi casa."
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"Así es la vida. Toda la felicidad de la que te rodeas, te la barre como si nada. Si me preguntan, diría que no creo que las maldiciones existan. Pienso que solo existe la vida. Y eso basta."
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"Pero hay días, cuando estoy depre o abatido, cuando me encuentro en el escritorio tarde en la noche, sin poder dormir, pasando las páginas (na menos) de la muy manoseada copia de Watchmen que había sido de Óscar. Una de las pocas cosas que se llevó en su Último Viaje y que pudimos recuperar. El comic original. Paso las páginas -uno de sus tres libros favoritos, sin duda- hasta el horripilante capítulo final: "Un mundo de amor más fuerte". Hasta el único panel que él ha marcado. Óscar -que nunca pintarrajeo un sólo libro en toda su vida- marcó el panel con la misma pluma enfática que usó para escribir sus últimas cartas a la familia. Es el panel donde Adrian Veidt y el Dr. Manhattan sostienen su conversación final. Después que el cerebro mutante ha destruido New York City; después que el Dr. Manhattan ha asesinado a Rorschach; después que el plan de Veidt ha logrado "salvar al mundo".
Veidt dice: "Hice lo que debía, ¿no?. al final, todo salió bien".
Y Manhattan, antes de desaparecer de nuestro universo contesta: "¿Al final? Nada termina, Adrian. Nunca nada termina"."
Pediste una señal un martes cualquiera. Y después te acordás que al Call Center del Universo lo atienden entre Momo, Loki, Huehuecóyotl y un Makura Gaeshi que no consiguió laburo en Bedtime.
"Las historias a veces no tienen un final feliz -eso dijo, y yo me asusté, pensé lo peor. Pensé en papá, en mamá, en mis amigos-. Pero a veces lo importante es, para algunas historias, que tan sólo terminen. Están pasando cosas malas en este país, muy malas, y lamentablemente a tu familia le toca también una parte de toda esa pérdida. Quiero decirte que vos no sos responsable, que esta aventura tuvo un propósito en tu vida: ayudarte a encontrar el camino. Y ahora te voy a decir algo un poco difícil de entender pero que es una de las pocas certezas que me llevo de esta vida. El camino es parte de la meta. No son dos, camino y meta, sino uno, como todo en este mundo. Pero ojo, todo es uno y a la vez hay tantos mundos como seres vivos en el mundo, cada uno ve, entiende y vive su propio mundo, completamente diferente del mundo del otro. Hoy, en casa, hay tres mesas, tres cenas, tres dibujos coloreados, tres juegos de sillones, tres bibliotecas, tres de todo lo que conforma la casa. Porque hay tres mundos, el tuyo, el mío y el de Poe, querido Gabriel. Entonces, más allá de tus sueños de salvar al mundo de todos, más allá de ese chiquito que jugaba y, no te avergüences, todavía juega a ser un superhéroe con superpoderes que salva a la humanidad, está el hombre que vas a ser. Y hoy empieza el camino"
"Ahora en cambio, veo a la insignificancia bajo una luz totalmente distinta a la de entonces, bajo una luz más fuerte, más reveladora. La insignificancia, amigo mío, es la esencia de la existencia. Está con nosotros en todas partes y en todo momento. Está presente incluso cuando no se la quiere ver: en el horror, en las luchas sangrientas, en las peores desgracias. Se necesita con frecuencia mucho valor para reconocerla en condiciones tan dramáticas y para llamarla por su nombre. Pero no se trata tan solo de reconocerla, hay que amar la insignificancia, hay que aprender a amarla. Aquí, en este parque, ante nosotros, mira, amigo mío, está presente con toda su evidencia, toda su inocencia, toda su belleza. Si, su belleza. Como has dicho tú mismo: la animación es perfecta, y totalmente inútil, los niños que ríen, sin saber por qué, ¿acaso no es hermoso? Respira, D’Arleo amigo mío, respira esta insignificancia que nos rodea, es la clave de la sabiduría, la clave del buen humor."
"Troche dibuja a mano, artesanalmente. Pocos elementos: un tarrito de tinta, un pincelito y agua. Eso es todo. No necesita más para hipnotizarnos. Como a los buenos cantautores, le basta un instrumento para poblar de magia las horas. Equilibristas, violinistas, árboles y pájaros, linternas, lluvias y estrellas, sombras, hombres y mujeres, son algunos de los actores de sus páginas. Nos interrogan sin querer. En silencio."
Soy gong En el canto de mi cólera hay un huevo, Y en ese huevo está mi padre, mi madre, mis hijos Y en todo eso hay alegrías y tristezas mezcladas, y vida Intensas tormentas me han socorrido, Hermoso sol que me contrariaste Hay odio en mí, fuente de antigua data, Y ya decidiremos después sobre la belleza. En efecto, no me volví duro sino por láminas Si supieran cuan blando he quedado en el fondo; Soy gong, y guata y canto nevado, Lo digo y estoy seguro
¿Náusea o acaso es la muerte que llega? Ríndete, corazón mío. Hemos luchado bastante, Que mi vida se detenga, No hemos sido cobardes, Hicimos lo que pudimos. ¡Oh, alma mía! Te vas o te quedas, Tienes que decidirte, No palpes así mis órganos, A veces con atención, otras con extravío, Te vas o te quedas, Tienes que decidirte. Yo ya no puedo más. Señores de la Muerte No los maldije ni los aplaudí. Tengan piedad de mí, viajero de tantos viajes sin maleta, Sin dueño tampoco, sin riqueza, y la gloria que se fue a otra parte, Ustedes son ciertamente poderosos y divertidos por encima de todo, Tengan piedad de este hombre enloquecido que antes de cruzar la barrera ya les grita su nombre, Atrápenlo al vuelo, Y después que se amolde a sus temperamentos y costumbres, si es posible, Y si les place ayudarlo, ayúdenlo, se los ruego.